La lechuga (Lactuca sativa L.), en sus diferentes formas y colores, es una de las hortalizas más comunes y consumidas en todo el mundo, aunque su principal producción se concentra en zonas más templadas y subtropicales. En la actualidad se cultiva al aire libre e invernaderos, en suelo o en forma hidropónica; esta última evita las limitaciones que provocan las condiciones climáticas, luminosas y de suelo.
En concreto, el cultivo el cultivo de la lechuga pasa por las siguientes fases, de las cuales solamente dos interesan al productor de lechuga:
- Fase inicial: es la etapa durante la cual la semilla germina y se transcurren los primeros estadios fenológicos. Sin embargo, es esta etapa no se va a incidir, en tanto que se recomienda que se lleve a cabo en semillero.
- Fase de desarrollo: es el periodo de tiempo comprendido entre el trasplante y la formación de la roseta de la lechuga.
- Fase de acogollado: es el periodo de tiempo comprendido entre el completo desarrollo de la roseta y el desarrollo completo del cogollo.
- Fase de reproducción: esta fase no es de interés agronómica a no ser que el objetivo sea el aprovechamiento de la semilla.
Imagen 1. Fases de la lechuga a) plántula, b) roseta, c) cogollo, d) floración
Dicho esto, los requerimientos nutricionales de una planta varían en función de la etapa fenológica en la que se encuentre. Por tanto, la necesidad de fertilizantes de una planta y consecuentemente del suelo va a depender de ello, así como de otros factores, tales como el contenido en materia orgánica (fertilidad del suelo) o disponibilidad de nutrientes del suelo, variedad, producción y calidad esperada del cultivo, etc. Para ello es necesario contar con más información, la cual se puede obtener de la realización de análisis de suelo y de análisis foliares de la planta. Por tanto, el cultivo de lechuga, al igual que el resto de cultivos, tiene unos determinados requerimientos nutricionales, los cuales la planta satisface en una parte con los nutrientes contenidos en el propio suelo y de las aplicaciones fertilizantes realizadas en función de los elementos deficitarios en este.
Absorción de los nutrientes
Nitrógeno: El 90 – 95 % del nitrógeno existente en el suelo se encuentra en su forma orgánica (no directamente asimilable) y el porcentaje restante se encuentra en forma inorgánica (directamente asimilable). Para convertir el nitrógeno orgánico en inorgánico, se requiere un complejo proceso de mineralización, en el cual se obtiene fundamentalmente el nitrógeno como ion nitrato y ion de amonio.
La planta absorbe nitrógeno desde el momento del trasplante, teniendo una asimilación ascendente hasta la fase de recolección. Es un nutriente fundamental, en tanto que resulta determinante en la calidad del producto final.
Fósforo: La lechuga absorbe el fósforo en forma de fosfato monovalente (PO4H2). Este nutriente se utiliza en mayor cantidad durante las fases de enraizamiento y germinación de las semillas, en tanto que favorece la acumulación de reservas y en situaciones de estrés.
Potasio: El potasio se absorbe en forma iónica (K+) y la materia orgánica, en su proceso de mineralización, aporta bastante cantidad de este elemento. La lechuga es muy exigente en cuanto a potasio, en tanto que es el nutriente de mayor consumo, sobre todo en variedades de mayor calibre.
Calcio: El calcio se absorbe de forma iónica (Ca2+). Es el encargado del correcto equilibrio entre el magnesio, el sodio y el potasio para que sea posible una asimilación racional de los mismos. Además, se encarga de la regularización del pH.
Magnesio: El magnesio se absorbe en forma iónica (Mg2+). Es un elemento muy móvil, pero compite con otros cationes (Ca2+, K+ y Na+).
Concentración mineral en planta
El rango de la suficiencia (RS) es uno de los métodos para establecer el estado nutricional de las plantas. La composición mineral de los distintos tejidos vegetales expresada como concentración, constituye el método más universalmente utilizado para diagnosticar el estado nutritivo de los cultivos, habiéndose recopilado en diversos tratados bibliográficos, si bien para su correcta interpretación es necesario disponer de valores de referencia. El RS aplicado a la interpretación de los niveles deficiente, suficiente o excesivo, está sometido a gran número de interacciones entre nutrientes y edad de la planta.
Tabla 1. Rangos de deficiencia, suficiencia y toxicidad de nutrientes en hoja de lechuga
Elementos |
|
Rango |
|
Macronutrientes (%) |
Deficiente |
Rango medio |
Tóxico |
Nitrógeno – N |
- |
2.10 – 5.60 |
|
Fósforo – P |
<0.58 |
0.40 – 0.93 |
|
Potasio – K |
<3.91 |
3.91 – 9.77 |
|
Calcio – Ca |
<0.80 |
0.88 – 2.00 |
|
Magnesio – Mg |
<0.29 |
0.36 – 0.90 |
|
Azufre – S |
<0.20 |
0.19 – 0.41 |
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Micronutrientes (ppm) |
|
|
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Hierro – Fe |
- |
56 – 58 |
|
Manganeso – Mn |
<22 |
30 – 198 |
>197 |
Boro – Bo |
<22 |
22 – 65 |
>75 |
Cobre – Cu |
<2.5 |
5 – 17 |
|
Zinc – Zn |
<26 |
33 – 196 |
>392 |
Molibdeno – Mo |
<0.2 |
0.2 – 0.38 |
|
Fuente: Roorda van Eysinga y Smilde (1981)
Imagen 2. Planta de lechuga con deficiencia de calcio.
Imagen 3. Planta de lechuga con deficiencia de magnesio
Nutriente |
Deficiencia |
Exceso o Toxicidad |
Nitrógeno |
Crecimiento vegetativo reducido |
Rápido y excesivo crecimiento de las plantas |
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Coloración verde pálido e incluso amarillenta (clorosis) sobre todo en las hojas más externas si la deficiencia es más marcada |
Retraso o carencia de acogollado por la tendencia al crecimiento vegetativo |
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Acogollado menor |
Lechugas sueltas y livianas |
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Coloración púrpura en las hojas por la síntesis de pigmentos antociánicos |
Mayor susceptibilidad a la incidencia de plagas y enfermedades |
Fósforo |
Coloración obscura en las hojas, incluso con reflejos púrpuras que comienzan en el borde del foliolo y se intensifica en las nerviaciones del envés. |
Bloqueo de la absorción de hierro. Clorosis |
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Detención de crecimiento |
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Retraso del acogollado |
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Endurecimiento de hojas externas |
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Necrosis total de las hojas si la deficiencia es severa |
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Potasio |
Crecimiento vegetativo alargado, pero con escasa vegetación |
Mayor absorción de magnesio, lo que provoca un desequilibrio carencial en la absorción del potasio |
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Clorosis en la periferia de los foliolos que puede extenderse hacia la zona central de los mismos permaneciendo el color verde de las nerviaciones principales. |
Hojas excesivamente duras. |
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Hojas rizadas y abolladas |
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Puntos necróticos sobre las manchas cloróticas si la deficiencia es grave. |
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Falta de acogollado |
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Calcio |
Reducción de crecimiento |
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Hojas jóvenes crecen en forma de roseta |
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Coloración más obscura en las hojas |
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Clorosis y necrosis de hojas y tallos en el ápice si la deficiencia es grave. |
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Aparición de quemaduras en los bordes |
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Magnesio |
Clorosis intervenal desde el centro de las hojas hasta los bordes, principalmente en hojas externas |
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Punteado necrótico |
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Clorosis con nervio central en color verde claro. |
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La necesidad de fertilizantes en el cultivo depende de la disponibilidad de nutrientes del suelo, del contenido de materia orgánica, de la humedad, la variedad, la producción y la calidad esperada del cultivo. Por esto, las aplicaciones de fertilizantes estarán sujetas al resultado del análisis químico del suelo, análisis foliares y observaciones de campo. Una fertilización eficiente es la que, con base en los requerimientos nutricionales de la planta y el estado nutricional del suelo, proporciona los nutrientes en las cantidades suficientes y épocas precisas para el cultivo.
Con la finalidad de obtener un buen rendimiento y calidad de producto, es importante que la planta a los treinta días ya haya formado un esqueleto robusto, lo cual se logra realizando una buena fertilización; en caso contrario se afectará drásticamente el potencial de rendimiento de las variedades
Las cifras promedio de extracción de nutrientes para un cultivo de lechuga cuyos rendimientos oscilan en 45 t/ha son: 100 kg de N/ha, 50 kg de fósforo como P2O5, 250 kg de potasio como K2O, 51 kg de calcio como CaO y 22 kg de magnesio como MgO.
La reacción de la lechuga a la fertilización con abonos orgánicos es alta, ya que la formación de cabeza es más rápida y de mejor calidad. El estiércol de corral o gallinaza, bien descompuesto y compostado, es una fuente muy recomendable de materia orgánica.
Se recomienda aplicar los fertilizantes edáficos en dos dosis, la primera dosis tres días antes del trasplante y la segunda 20 días después. No se debe descartar la aplicación de micronutrientes cuando sea necesario.
Con carácter general, se deben aportar en los riegos de plantación y arraigue cantidades entre 10 y 15 kg ha-1 de N, entre 10 y 15 kg ha-1 de P2O5 y entre 20 y 30 kg ha-1 de K2O.
Un diagnóstico basado en síntomas visuales y confirmado por un análisis foliar, es el método más fiable de diagnosticar un trastorno nutricional.
El análisis de savia lo utilizaremos para confirmar el diagnóstico visual, particularmente en los casos en que los síntomas no son bien conocidos y existe riesgo de confusión con otras causas, teniendo siempre presente las variaciones que se producen en la concentración mineral de la planta según condiciones de cultivo.
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Bibliografía
JORGE JARAMILLO NOREÑA, P. A. (2016). Modelo tecnológico para el cultivo de lechuga bajo buenas prácticas agrícolas en el oriente Antioqueño. Medellín, Colombia : Fotomontajes S.A.S.
Laura Alexandra González Pérez, A. Z. (Diciembre de 2013). RENDIMIENTO DE CINCO VARIEDADES DE LECHUGA Lactuca sativa L. TIPO. Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosi , Mexico .
Sánchez, L. F. (2008). La fertirrigación de la lechuga . España: Grupo Mundi-Prensa.