La creciente escasez del agua de riego resalta el interés de optimizar su empleo mediante riegos adecuados (que disminuyan el déficit hídrico a nivel radicular) y eficientes (que maximicen la fracción de agua aplicada que queda almacenada en el perfil del suelo enraizado y es utilizable con posterioridad por el cultivo) para obtener las máximas producciones. El cambio de sistemas de riego convencionales a sistemas de goteo debería suponer un notable incremento de la eficiencia en el uso de agua. Un riego eficiente implica una fertirrigación eficiente, de interés no solo desde el punto de vista económico, sino también por limitar el impacto ambiental por lixiviación de nutrientes. Es necesario mantener una buena uniformidad de riego, por lo que exigirá un adecuado diseño y manejo de los sistemas de riego localizado.
Necesidades hídricas del tomate
El tomate es extremadamente sensible al estrés hídrico. Independientemente del tipo de riego que se utilice, la calidad y el rendimiento del cultivo se verá afectado si la oportunidad de riego se retrasa o si la humedad en el suelo cae a valores muy bajos. El efecto más evidente del estrés hídrico será la reducción del número y tamaño de frutos, aunque con un aumento en lo sólidos solubles del fruto, se registrará una reducción notoria en la calidad del producto que dificultará su comercialización.
El adecuado manejo del agua de riego tiene gran relevancia en la horticultura nacional, determinando la producción y calidad que define el retorno por ventas al productor. En relación al riego, se debe considerar, al menos, la disponibilidad de agua, la especie y variedad, la densidad de plantación, la calidad química y biológica del agua, los períodos fenológicos críticos de la especie y el instrumental que ayude a la programación y control del riego. Este capítulo busca orientar al productor de tomate en las interrogantes básicas que determinarán el manejo y programación del riego en esta especie, para lograr adecuados niveles de producción y calidad. En términos generales, el cultivo de tomate requiere suficiente agua para reponer la humedad perdida por evapotranspiración (ET). El riego también servirá para enfriar el cultivo por medio de la transpiración, especialmente en días muy calurosos, además de permitir la lixiviación de sales que se acumulan en la zona de raíces.
Determinación de la ETc
Al conjunto de procesos de evaporación de agua desde el suelo (E) y evaporación de agua a través de la planta (principalmente de las hojas) o transpiración (T), se le conoce como evapotranspiración (ET) y equivale al consumo neto de agua por planta.
La cuantificación de la evapotranspiración del cultivo (ETc) o ET máxima del cultivo, que implicaría la máxima producción en condiciones no limitantes de suministro hídrico, es: ETc=Kc * ETo.
La ET depende de parámetros climáticos, la disponibilidad de agua en el suelo y en el cultivo. Cuando no se cubren las necesidades de ET, el cultivo puede sufrir estrés hídrico si el déficit es relevante.
Donde Kc es el coeficiente de cultivo, cuyo valor depende del cultivo (porte y desarrollo, época de plantación o siembra…) y ETo la evapotranspiración de un cultivo de referencia que se toma como patrón y que depende de las condiciones climáticas existentes.
El coeficiente Kc depende del cultivo y de su estado vegetativo y evoluciona a lo largo del ciclo en la forma que representa la siguiente figura, creciendo desde los valores más bajos del periodo de crecimiento vegetativo, alcanzando los valores más altos en el periodo de máximo desarrollo (Cuando el cultivo cubre el suelo, interceptando toda la radiación solar) y decreciendo en la senescencia.
Evolución del coeficiente de cultivo
La tabla presenta los coeficientes Kc para varios cultivos.
Evolución de los valores del coeficiente de cultivo (Kc) por quincenas, de algunas especies hortícolas, para los ciclos de cultivo en invernadero de plástico sin calefacción en Almería, en la fecha de siembra (S) o transplante (T) indicados (adaptado de Castilla, 1989).
Periodo (días) |
Tomate T: 16-X |
Pimiento T: 1-IX |
Pepino S: 16-IX |
Melón S: 16-I |
Sandia S: 1-II |
Judía Enrame S: 16-IX |
Berenjena T: 1-X |
1 – 15 |
0.25 |
0.20 |
0.25 |
0.20 |
0.20 |
0.25 |
0.20 |
16 – 30 |
0.50 |
0.30 |
0.60 |
0.30 |
0.30 |
0.50 |
0.35 |
31 – 45 |
0.65 |
0.40 |
0.80 |
0.40 |
0.40 |
0.70 |
0.55 |
46 – 60 |
0.90 |
0.55 |
1.00 |
0.55 |
0.50 |
0.90 |
0.70 |
61 – 75 |
1.10 |
0.70 |
1.10 |
0.70 |
0.65 |
1.00 |
0.90 |
76 – 90 |
1.20 |
0.90 |
1.10 |
0.90 |
0.80 |
1.10 |
1.10 |
91 – 105 |
1.20 |
1.10 |
0.90 |
1.00 |
1.00 |
1.00 |
1.05 |
106 – 120 |
1.10 |
1.10 |
0.85 |
1.10 |
1.00 |
0.90 |
0.95 |
121 – 135 |
1.00 |
1.00 |
- |
1.10 |
0.90 |
- |
0.85 |
136 – 150 |
0.95 |
0.90 |
- |
1.00 |
- |
- |
0.80 |
151 – 165 |
0.85 |
0.70 |
- |
- |
- |
- |
0.80 |
166 – 180 |
0.80 |
0.60 |
- |
- |
- |
- |
0.80 |
181 – 195 |
0.80 |
0.50 |
- |
- |
- |
- |
0.80 |
196 – 210 |
0.80 |
0.50 |
- |
- |
- |
- |
0.80 |
211 – 225 |
- |
0.60 |
- |
- |
- |
- |
0.80 |
226 – 240 |
- |
0.70 |
- |
- |
- |
- |
0.60 |
241 – 255 |
- |
0.80 |
- |
- |
- |
- |
0.60 |
A nivel de campo, y con el fin de registrar la ETo de un determinado sitio, se recurre usualmente a dos tipos de medición: mediante el cómputo diario de ETo a partir de registros meteorológicos, o a partir de la evaporación de bandeja.
Cuando se decide implementar una estación meteorológica para el cómputo de la ETo, se requiere registrar radiación solar, temperatura, presión de vapor o humedad relativa y velocidad del viento.
Coeficientes de cultivo
Para determinar la demanda del cultivo (ETc), es necesario multiplicar el término ETo por el valor del coeficiente de cultivo (Kc) para el tipo, variedad y densidad de plantación del tomate.
Existen varias fuentes que reportan coeficientes de cultivo, aunque el propio productor puede validar y ajustar sus propios Kc de acuerdo a su experiencia y manejo específico.
El coeficiente de cultivo FAO (*) para tomates es:
- 0,7 para la etapa inicial.
- 1,15 para la etapa media.
- 0,70 a 0,90 para la final.
(*) Allen y colaboradores, 1998.
En tomate, al igual que en otros cultivos, la reducción del riego por debajo de las necesidades de cultivo (riego deficitario) provoca un descenso de la transpiración y si es excesivo, puede llegar a reducir las tasas de asimilación en hojas. Un déficit hídrico, incluso ligero, puede afectar al crecimiento de la planta, pero si se aplica cuando el crecimiento tiene menos importancia para la cosecha que otros procesos, como el llenado de los frutos, se convierte en una herramienta muy útil para dirigir la producción de asimilados de la planta hacia los órganos que más nos interesan, en este caso los tomates.
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Artículo 2900ET… Estación meteorológica WatchDog 2900ET
Bibliografía
CADAHIA, C. (2017). Fertirrigacion Cultivos horticolas, frutales y ornamentales. España : Ediciones Mundi-Prensa.
Carlos Campillo Torres, J. Á. (2015). Manual Práctico de Riego de Tomate de Industria. Guadajira (Badajoz).
F. Martín de Santa Olalla Mañas, P. L. (2005). Agua y Agronomía. España: Mundi-Prensa.
INIA. (2017). Manual de cultivo del tomate bajo invernadero. Santiago, Chile.
Javier Z. Castellanos. (2009). Manual de producción de tomate en invernadero. Celaya: Intagri S. C.