LAS NECESIDADES HÍDRICAS EN LA PRODUCCIÓN DE SANDÍA

En México se cultivan de 30 a 35 mil hectáreas de sandía con rendimiento medio de 16 ton/Ha. Es importante social y económicamente por la mano de obra que requiere y la generación de divisas por ser un producto de exportación. Los principales estados productores son: Chiapas, Sinaloa, Oaxaca, Jalisco, Nayarit, Tamaulipas y Veracruz entre otros.

Las sandías cultivadas al aire libre florecen entre finales de primavera y principios de verano, por lo que los frutos están en su punto óptimo a lo largo de todo el verano y principios del otoño. No obstante, la sandía se cultiva en invernadero, por lo que es fácil disponer de ejemplares a lo largo de todo el año.
Se estima como necesidad mínima de agua entre 500 mm y 700 mm de precipitación. Los períodos de desarrollo de las guías, floración y el de formación de la cosecha son los de mayor sensibilidad y requieren adecuados volúmenes de agua sin sobresaturación.

Por otra parte, el uso de plantas injertadas de sandía está ligado normalmente al uso de riego presurizado, por goteo. Puesto que las cucurbitáceas en general son muy sensibles a los encharcamientos, es el riego por goteo el que mejor se adapta al cultivo de sandía.

Imagen 1. Etapas fenológicas de la sandía

El riego por goteo es el que ha dado los mejores resultados; la cinta se va colocando al momento de formar la cama, generalmente a una profundidad de 5 centímetros aproximadamente, aunque es variable de acuerdo con quien lo practica. No obstante, con este sistema el riego se convirtió en una cosa sencilla y logra incrementar la producción de 15 toneladas por hectárea en promedio a 30 toneladas con calidad de exportación.

La planta de sandía es muy exigente en humedad cuando está engordando el fruto; sin embargo, al inicio de la maduración hay que reducir los volúmenes de agua del suelo. Siempre que sea posible dar un par de riegos a manta antes de siembra o plantación, o un riego abundante situando los goteros próximos a donde irán colocadas las plantas. Retrasar los riegos tras la plantación o nacencia de las plantas con objeto de situar muy próximos a las raíces los abonos y agua, la planta se hace “perezosa”, desarrollando poco las raíces.

Imagen 2. Rajado de fruta por exceso de agua, en etapa de maduración

 

Para el cultivo de sandía la lectura de equipos de medición se ha de mantener entre 10 – 20 centibares en terrenos ligeros o arenosos y entre 10 – 25 centibares en terrenos fuerte o arcillosos. Generalmente no es necesario regar mientras sean estos los valores que se observen, comenzando el riego cuando las lecturas sobrepasen dichos valores, 20 centibares en terrenos arenosos y 25 en terrenos arcillosos.

Calendario de riego

1.er riego. Unos días antes de la siembra o plantación dar un riego en profundidad, si se puede a manta o utilizando goteros, al objeto de aportar humedad a la nacencia o arraigo de las plantas. Este primer riego se ha de hacer abundante, unos 100 m3/ha.

2.o riego. Un día antes de la plantación se dará otro riego muy ligero al objeto de preparar el terreno para el mejor arraigo de la planta.

3.er riego. Una vez realizada la plantación se aplicará otro riego con poco volumen de agua, de 0.5 – 1 litro/planta.

Riegos posteriores. Se ha de procurar retrasar los riegos siguientes con el fin de que la planta desarrolle sus raíces. De todas formas, no es conveniente que transcurran más de 15 – 20 días, todo ello dependiendo de la climatología. Los riegos durante el cultivo se adaptarán a estas recomendaciones:

  • En épocas de frío se distanciarán algunos días, no sobrepasando la semana entre uno y otro y aplicando de 1 – 3 litros por planta.
  • En temporadas más cálidas los riegos tenderán a hacerse diarios, dependiendo del tipo de suelo y con módulos variables entre 4 – 8 litros por planta.

El consumo de agua y sobre todo del abono nitrogenado es mucho mayor en plantas injertadas de sandía, debiéndose tener especial cuidado para que el vigor no sea excesivo en desmedro de la floración, siendo recomendado después de la plantación y hasta el cuajado de los frutos, dar riegos poco frecuentes y de baja intensidad y, el abonado principalmente en base de ácido fosfórico y nitrato potásico para que el contenido en nitrógeno sea lo más bajo posible.

La falta de agua en el cultivo da lugar a menores rendimientos, tanto en cantidad como en calidad.

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TENSIOMETRO SR 30 CM 212

Bibliografía
INIFAP. (s.f.). Guia para la asistencia tecnica agricola de Nayarit.
L., H. C. (2017). Manual de agronómico para el cultivo de sandía. Santiago, Chile.
Mármol, J. R. (2008). Agua, suelo y fertirrigación de cultivos hortícolas en invernadero. Madrid, España: Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.
Perera, A. M. (s.f.). La sandía, una tradición exportadora. México.

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