Introducción
La calabaza proviene de una planta rastrera o trepadora que pertenece a la familia de las cucurbitáceas al igual que el melón, la sandía y el pepino; ésta puede alcanzar una longitud de hasta 10 metros dependiendo de la variedad y del lugar donde se desarrolle, además se caracteriza por presentar hojas grandes provistas de profundos lóbulos, un tallo cubierto de una fina capa de “pelillos” y flores amarillas que al igual que el fruto también son comestibles.
Esta hortaliza es originaria de América Central de donde se expandió a diferentes partes del mundo gracias a su alto nivel de resistencia que le permite desarrollarse de manera óptima en cualquier lugar. Cabe mencionar que, gracias a sus propiedades y a su alto nivel nutricional, el cultivo de calabaza se ha realizado desde hace miles de años principalmente con fines alimenticios y medicinales.
Producción de calabaza en México
Los principales productores de calabaza en el país son Sonora, Sinaloa, Tlaxcala y Nayarit, además se encuentran Hidalgo, Puebla y Morelos. Cabe señalar que tan sólo en 2011 se produjeron 387 mil 463 toneladas de calabaza a lo largo de toda la República, obteniendo mayores rendimientos durante los meses de primavera y verano.
Es importante mencionar que la mayor parte de la producción total se destina principalmente al mercado internacional de Japón, Canadá y Estados Unidos, debido a esto en los últimos años la producción de semilla de calabaza aumentó de manera considerable, ya que en la actualidad se cultivan más de ocho mil hectáreas.
Mildiu en la producción de calabaza
Como todas las plantas, presenta problemas en su producción y los efectos de las enfermedades son importantes. Dentro de los patógenos que la afectan están los de tipo foliar y en esta categoría se encuentra el Mildiu velloso.
El mildiu de las cucurbitáceas se desarrolla tanto en climas templados como tropicales. Es una enfermedad que puede ocasionar importantes pérdidas en cultivares de pepino, melón, calabacín, entre otras cucurbitáceas, independientemente de si son cultivadas al aire libre o protegidas.
El agente causal de esta enfermedad es Pseudoperonospora cubensis, un hongo parásito obligado que requiere de agua libre para la dispersión de sus esporas. El micelio fúngico es hialino y no tabicado y los esporangios de color gris y forma ovoide o elipsoide, pudiéndose apreciar directamente en el envés de las hojas.
Ilustración 1. Estructura de Pseudoperonospora cubensis
Esta enfermedad se encuentra presente en la mayoría de los países productores de cucurbitáceas, pero es más severa bajo condiciones de invernadero.
La capacidad de diseminación es muy rápida, ya que en pocos días cuando se presentan las condiciones óptimas puede infestar toda la plantación, si no se toman las medidas adecuadas para su control.
Síntomas de la enfermedad
Los primeros síntomas inician en el follaje con manchas amarillentas por el haz de las hojas, de forma irregular y limitadas por las nervaduras.
Estas áreas se vuelven amarillo-cloróticas y luego de un color café claro. Por el envés y coincidiendo con las áreas cloróticas aparece una esporulación característica del hongo en forma de felpa de color gris azulado (cuando hay alta humedad ambiental) y esto constituyen las estructuras denominadas esporangióforos y esporangias.
Ilustración 2. Síntoma del mildiu velloso en hoja de pepino
Estas estructuras son las fuentes de diseminación a otras plantas. A medida que avanza la infección, las manchas en las hojas se vuelven de color pardo y llegan a necrosarse. El daño final es un achaparramiento y muerte de plantas.
Ilustración 3. Síntoma del mildiu velloso en hoja de calabacín
Desarrollo de la enfermedad
Los esporangios del hongo P. cubensis liberan esporas que se desplazan a través del agua mediante la utilización de sus flagelos. Cuando alcanzan la zona a infectar, germinan. La infección se lleva a cabo cuando la temperatura oscila entre 16-22ºC. Una vez infectada la hoja, el desarrollo del hongo se ve favorecido por la alternancia de temperaturas cálidas durante el día (25ºC) y frescas durante la noche (15ºC). Humedades relativas elevadas (80-90%), rocíos nocturnos y nieblas matinales también favorecen su desarrollo. Por el contrario, temperaturas inferiores a 5ºC o superiores a 35ºC detienen el desarrollo del hongo.
Control de la enfermedad
Control cultural
Para el control de esta enfermedad se pueden llevar a cabo una serie de medidas, tanto preventivas como culturales, que evitarán la incidencia del hongo en la medida de lo posible. La realización de estas medidas adquiere mayor importancia en explotaciones con antecedentes de enfermedad. Se recomienda:
- Utilizar semillas y material vegetal sano.
- No asociar cultivos en la misma parcela.
- Retirar y destruir los tejidos vegetales enfermos, así como los restos de poda. No abandonar los cultivos a final de ciclo.
- Usar variedades resistentes, o en su defecto tolerantes.
- Ampliar el marco de plantación lo máximo posible, llegando a una solución de compromiso (rentabilidad vs ventilación).
- Reducir la humedad ambiental. Utilización de la dotación y frecuencia de riego adecuada junto con la correspondiente ventilación en caso de ser cultivo bajo abrigo.
- Evitar la presencia de agua libre sobre el cultivo. Por tanto, el riego por aspersión no es el más conveniente para evitar la aparición de esta enfermedad.
- Evitar el exceso de abonado nitrogenado para que la cantidad de follaje en la planta no sea excesiva.
Ilustración 4. Sistema de riego por goteo en producción de calabaza
Control químico
Debe iniciarse el control químico una vez se observe presencia de enfermedad en los tejidos vegetales. Será de mayor importancia aún si las condiciones ambientales son favorables para la infección.
La aplicación de fungicidas debe llevarse a cabo cubriendo generosamente el envés de las hojas (inclusive las de la parte inferior o basal de la planta) y tallos. Se aconseja la utilización de mojantes para que la eficacia de la pulverización sea mayor y la selección de la dosis óptima para evitar la aparición de resistencias.
Además, hay que tener en cuenta también, que las materias activas utilizadas para el control del mildiu suelen tener una elevada residualidad, generando por tanto un impacto ambiental. En definitiva, se deberá hacer el menor uso de éstas, por lo que el adecuado uso de las medidas preventivas cobra importancia.
Por ello monitorear la temperatura y la humedad relativa es una práctica básica que se debe realizar en las explotaciones, para saber si existen las condiciones ambientales óptimas para que el hongo se active. Y así prevenir la pérdida de rendimiento del cultivo causado por esta enfermedad. En la actualidad ya existen equipos que nos ayudan a monitorear estas condiciones ambientales, las cuales nos facilitan la información de manera digital, registrando los parámetros según las necesidades del productor. Proain te ofrece los mejores registradores que combinan simplicidad con confiabilidad.
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Bibliografía
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Hidroponia.mx. (Octubre de 2016). Calabaza, uno de los principales cultivos en México. México.
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Koppert. (s.f.). Ciclo de vida y aspectos del mildiu velloso. Obtenido de https://www.koppert.mx/retos/control-de-enfermedades/mildiu-velloso/