REQUERIMIENTOS HÍDRICOS DEL CULTIVO DEL AJO

Introducción

El ajo es una hortaliza que se originó en Asia central, lugar donde era cultivada principalmente por sus cualidades alimenticias y de donde se expandió a diferentes partes del mundo; éste pertenece al género Allium y a la familia Liliácea al igual que la cebolla y se caracteriza por ser una planta con tallos grandes, hojas alargadas de color verde y flores blancas agrupadas en pequeñas cabezas, las cuales se encuentran distribuidas a lo largo de toda la planta.

En el país la mayor producción de ajo se concentra en el estado de Zacatecas donde se cultiva más del 50 por ciento del total a nivel nacional, seguido de Guanajuato y Baja California quienes ocupan el segundo y tercer lugar con una producción de 16 por ciento y siete por ciento del total respectivamente; el resto se cultiva en Aguascalientes y en Sonora, que en conjunto con los otros estados aportan más del 90 por ciento.

Con base en estadísticas del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la dependencia federal indicó que en 2016 la producción de ajo alcanzó las 75 mil 266 toneladas, lo que representa un volumen adicional de 17 mil 159 toneladas en relación a lo reportado en 2015.

En un comparativo con 2013, la producción de ajo en México aumentó en 30.3 por ciento, al pasar de 57 mil 747 toneladas a las 75 mil 266 reportadas el año pasado, lo que representa una Tasa Media de Crecimiento Anual de 6.8 por ciento, así como un promedio de 61 mil 259 toneladas de este producto.

Necesidades hídricas del ajo

El riego del ajo se realiza de forma habitual por aspersión, mediante goteo o por surcos. El ritmo de aplicación depende del clima, de la edad de la plantación y del tipo de suelo. Dicho sistema de riego debe garantizar la distribución del agua de forma uniforme por toda la finca, de manera que todas las plantas satisfagan sus necesidades de agua durante el intervalo entre riegos.

Ilustración 1. Riego por gravedad en producción de ajo (Valle de Mexicali, México)

Indicaciones para el riego del ajo

Inicialmente se recomiendan riegos más ligeros y frecuentes (cada 2 días). Entre los 30 y 90 días se debe regar cada 4 o 5 días, aumentando de manera progresiva el tiempo de riego. Entre los 90 y 120 días se debe regar cada siete días más o menos, con aplicaciones de dos horas. De los 120 a 140 días, tiempo en que se acerca la cosecha, se deben suspender los riegos para favorecer el secado de los bulbos.

Suspensión de riegos en el cultivo de ajo tres semanas antes de la cosecha

Es sumamente importante suspender los riegos tres semanas antes de iniciar la cosecha, con el fin de prevenir la decoloración y ruptura de las túnicas del bulbo. Un exceso de humedad cuando se aproxima la cosecha, favorece la pudrición de la cutícula externa que recubre el bulbo, provocando que éste se abra y pierda valor comercial.

El rendimiento y la calidad del ajo dependerá de la aplicación del agua de riego (el volumen de agua aplicado y el método de aplicación) y también del espaciamiento entre plantas. Con espaciamientos muy amplios se puede lograr un máximo crecimiento y desarrollo de plantas individuales, pero el rendimiento por unidad de superficie se reduce. Con espaciamientos estrechos los rendimientos por hectárea son mayores, pero la calidad del producto es inferior.

El sabor y el olor del ajo son parámetros de calidad relacionados de manera directa con la disponibilidad nutricional (azufre, calcio, nitrógeno, selenio…), con el ambiente, con la temperatura y con el estrés hídrico al que se someta el cultivo.

Imagen 2. Detalle de plantas de ajo mostrando bulbos completos antes de cosecha

Suelo, pH y respuesta a la salinidad

El ajo se adapta a un amplio rango de texturas de suelo. Sin embargo, se desarrolla mejor en suelos francos ligeramente arenosos. Es importante que los suelos tengan un buen drenaje debido a que los suelos con texturas pesadas dificultan el desarrollo del bulbo y ocasionan su deformación. Es moderadamente tolerante a pH ácido (6.8 a 5.5). En cuanto a la respuesta a la salinidad, se le considera semi-tolerante a sales del suelo (3.9 dS/m).

Requerimiento climático

El ajo es un cultivo de invierno que puede iniciar su desarrollo en el otoño ó muy temprano en primavera al prevalecer temperaturas entre 13 y 24 °C (55 a 75 °F) como rango óptimo, 7 °C (45 °F) como mínimo y 30 °C (86 °F) como máxima. Si los dientes de ajo ó plantas jóvenes han sido expuestos a temperaturas de 0 a 10 °C (32 a 50 °F) por uno ó dos meses la formación de bulbos se acelera. Cuando no ha ocurrido una exposición a temperaturas de menos 20 °C (68 °F) la formación de bulbos puede no ocurrir aún en días largos.

En general, el rendimiento de cultivos como el ajo o la cebolla, depende de la relación entre su velocidad de crecimiento y desarrollo y de variables ambientales como: la temperatura, la duración del día o la disponibilidad de agua y nutrientes. El rendimiento del cultivo depende directamente de la cantidad de luz absorbida por sus hojas durante la producción, la eficiencia con la que la luz absorbida se convierte en sacarosa mediante la fotosíntesis y pasa a formar parte del bulbo, las pérdidas de peso debidas a la respiración y el marchitamiento una vez que se han producido los procesos fotosintéticos, y del agua y nutrientes absorbidos.

Imagen 3. Cosecha de ajo (enchorizado)

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MEDIDORES DE HUMEDAD DEL SUELO

Bibliografía
InfoRural. (25 de Abril de 2017). InfoRural. Obtenido de https://www.inforural.com.mx/aumenta-produccion-ajo-hecho-mexico-28-9-ciento-2016/
Manuel Reveles Hernández, R. V. (Diciembre de 2009). Libro técnico No. 11 "Tecnología para cultivar ajo en Zacatecas". Calera, Zacatecas, Mexico.
TRAXCO. (7 de Julio de 2015). TRAXCO Componentes para sistemas de riego Pivot. Obtenido de https://www.traxco.es/blog/tecnologia-del-riego/riego-del-ajo
Zamora, E. (Mayo de 2016). El cultivo del ajo. Hermosillo, Sonora, Mexico.

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